Jane Austen ocupó un lugar preminente en la literatura británica décadas antes de que las mujeres pudiesen disponer de una habitación en la que escribir novelas y abrió la senda que recorrerían las hermanas Brontë o V. Woolf. La elegancia estilística de su prosa, su ironía y su perspicacia para el retrato social convierten sus obras en una referencia ineludible de la literatura del siglo XIX.