La brutalidad de un padre, el abuso de un hermano y la sumisión de una madre marcan la infancia y la adolescencia de Lalín. Trabajando desde chico en Alcalá de Guadaira, se ve atrapado en un ciclo de humillaciones que, poco a poco, moldearán su actitud. Sin embargo, tendrá oportunidad de hacer valer sus capacidades creativas y sus suficiencias laborales.