EI mar, sus misterios y reflejos como una aparición perpetua. Juego de luces y sensorialidad para superar la prosa y ascender hacia una dimensión poética. El amor sensual, físico, en contraste con el idealizado formas que imitan las partes femeninas, la recurrencia a las canciones de Carlos Gardel, la mujer real del prostí bulo la figura grotesca del maestro Lorenzoa, sus castigos inclementes y el niño que huye para deslumbrarse con la imagen del caballo (Orinoco) y de la muchacha. Todo ello alrededor de un centro único: el amor y la figura de la adolescente desaparecida.