A finales del siglo XIX, Alice Seeley Harris acabó convirtiéndose en la primera gran fotógrafa. Provista de una cámara Kodak, fue testigo de uno de los holocaustos más cureles de la historia: el régimen establecido en el Estado Libre del Congo por el rey belga Leopoldo II. Su figura fue determinante para que la historia cambiara. Sin embargo, su vida y su leyenda se perdieron en la noche de los tiempos.